La Feria de Frankfurt recoge una enorme cantidad de actividades que concitan el interés de los medios de comunicación. La mayoría de ellas tienen relación con impactos inmediatos en el plano de la literatura, los negocios o el intercambio de ideas sobre la situación de la sociedad. Junto a estos eventos y de las actividades particulares propias de una feria, hay algunas reuniones de carácter más estratégico en las que se trabaja sobre futuras líneas de actuación que pueden marcar la realidad en años venideros.
Entre esas actividades de naturaleza más estratégica se encuentra el ámbito que se ha reservado para el trabajo en el terreno de la innovación desde una perspectiva intersectorial (edición, música, información, videojuegos, museos, cine, televisión y otros). En el contexto de la “Cumbre de la innovación” de 2018 se presentó el Manifiesto a favor de la innovación del sector cultural y creativo en Europa.
En la edición de 2019 la Feria ha acogido trabajos internos correspondientes a la continuidad y crecimiento de esta iniciativa, en los cuales la Fundación Germán Sánchez Ruipérez está situada en una primera línea de compromiso. Pero también ha habido alguna actividad con un formato abierto, como la intervención de Lucía Recalde (de la Comisión Europea) y la celebración de una mesa redonda sobre las posibilidades de articulación de estrategias de innovación con un enfoque trans-sectorial.
Lucía Recalde es responsable Creative Europe Media DG CNET de la Comisión Europea realizó una intervención muy clara sobre los desafíos del sector cultural y creativo (SCC) en Europa y las líneas de trabajo que la administración europea está desarrollando, así como sobre las formas de apoyar los procesos de transformación y la visión que desde su departamento se tiene sobre el trabajo en torno al Manifiesto y el resto de acciones y objetivos que se han articulado desde las reuniones del año pasado en el contexto de Innovation Summit. Asimismo, se refirió a las condiciones presentes para el impulso a las estrategias de competencia y sostenibilidad en un contexto internacional y animó a los presentes a estar atentos a los nuevos instrumentos de apoyo financiero que desde su departamento se van a articular.
La señora Recalde fue contestando a las diversas preguntas y opiniones que se le dirigieron por parte de los asistentes e insistió en que este es un momento en el que se abren diversas vías para superar la fragmentación y el enfoque de silos estancos en las industrias culturales.
En la conversación que tuvo lugar más tarde, actuó como moderadora Patricia Castillo, quien se encargó de lanzar hilos de conversación hacia los participantes en el encuentro. Castillo es conocedora de las políticas que se desarrollan en Europa y de los diversos instrumentos que hay en manos del SCC.
Simona de Rosa es una investigadora y socia de la empresa T6 (Roma) que se centró en el origen del Manifiesto y las razones para su lanzamiento. No cree que los sectores no hablen entre sí y que por esta razón es difícil lanzar un mensaje único a los poderes públicos.
Se refirió a la experiencia italiana: se unieron entre varios sectores para sacar adelante un proyecto de innovación y consiguieron un venture capital, aunque es el modo menos habitual para potenciar financieramente proyectos del sector cultural. Subrayó la necesidad de que el sector se uniera, no ya por el hecho de unirse en términos abstractos, sino por la posibilidad de trabajar juntos en torno a una iniciativa concreta.
Alejandra Panighi es la responsable de asuntos europeos de Mediapro y desarrolla su actividad desde Bruselas. Panighi habló sobre la evolución de las iniciativas desde los primeros intentos de trabajo conjunto. La gente estaba acostumbrada a trabajar con las herramientas propias de su propio sector y costó mucho esfuerzo empezar a colaborar. En la práctica, lo único que ha funcionado ha sido lanzarse y, por otra parte, “Las audiencias nos están pidiendo que les sigamos, en lugar de que les planteemos que nos sigan”. Para Panighi la gente de esta industria cree que trabaja con algo sagrado y eso es una idea equivocada.
Simon Delaere es investigador Senior y responsable del imec SMIT, Vrije Universiteit Brussel. Delaere señaló que la tecnología simplifica las cosas y las hace viables desde el punto de vista económico. La tecnología no es neutral, sino que transforma la cultura y lo que pasa es que no lo entendemos (incluso por razones generacionales). Usar la tecnología como un simple cambio de formato no tiene sentido, lo que se descubre es que hay que pensar en cómo el uso de la tecnología te permite hacer las cosas de un modo nuevo.
Yvan Boudillet ha trabajado en la industria musical y es responsable de TheLynk, una compañía que ayuda a compañías del ámbito cultural y de la industria tecnológica a transformar su visión y sus objetivos. Boudillet considera que la revolución no es tecnológica, sino una revolución de los usuarios. La industria debería aprender de Google, porque ellos están obsesionados con la experiencia de usuario. Incluso todavía hay margen para la experimentación con los modelos de negocio con la base del análisis del comportamiento de los usuarios: “Si la gente usa Twitch vayamos a Twitch e inventemos modelos de negocio desde ahí”. También defendió el uso de estándares y herramientas como blockchain.
Herman Eckel trabaja en la compañía Tolino, que es puntera en lo que se refiere al libro digital en Europa. Para Eckel si se habla del sector del libro, realmente hay que hablar de dos mundos: los grandes grupos están muy introducidos en el campo de la innovación. Lo que pasa es que los editores piensan todavía demasiado en formatos y realmente deberían operar con el principio rector de que la clave está en el contenido y luego se puede pensar en los formatos que finalmente tengan esos contenidos. Lo principal es el contenido, el expertise y el resto debe controlarse y dominarse para que las grandes plataformas no aprovechen los esquemas mentales tradicionales de la industria editorial, la carencia de especialización en innovación y en la faceta más técnica. Piensa que “somos editores de libros” en lugar de “somos editores de contenido”.